Trabajo desarrollado para el Bienio Propedéutico de Filosofía que estoy realizando en línea en la ULIA (Universidad Libre de las Américas).
1. Desde la lectura del presente artículo, ¿qué sucede en la sociedad postmoderna que puede debilitar los tradicionales lazos familiares?.
El Postmodernismo se inicia al finalizar la Segunda Guerra Mundial y se caracteriza por un secularismo (que ya tuvo sus inicios en la Era Moderna), y que consiste en el relativismo cultural y el desplazamiento de la religión fuera de la esfera pública. Se pretende reducirla a la vida privada, a la conciencia personal. Hoy mismo estamos viendo la retirada de los crucifijos de las aulas en Francia y la prohibición de manifestaciones religiosas en Inglaterra. Se propone una moral libre, donde nada tiene valor y todo vale.
Los padres, como testigos privilegiados del amor de Dios, han de poner en relación a sus hijos con Dios. Pero como los hijos no tienen socialización de las enseñanzas recibidas, los padres tienen mucha dificultad en la transmisión de la fe. Los jóvenes no tienen ocasión de aprender a orar y a vivir la fe.
Además, otros factores de debilitamiento de lazos familiares son: el individualismo, el relativismo, el secularismo, la desarticulación de las familias, la fragmentación de las comunidades, la ruptura entre generaciones, la pérdida de memoria colectiva, el crecimiento del agnosticismo. Muy frecuentemente existe también una incongruencia entre lo que viven los padres separados y la enseñanza que pretenden transmitir. A veces los padres transmiten más bien valores como la libertad y la tolerancia, sin ser críticos de conductas mejores o peores, y dejan al arbitrio de los hijos la elección de sus convicciones y conductas.
Hoy día los gobiernos, dejando su función subsidiaria, se arrogan el derecho a dictar líneas educativas, presionados por las directivas de las NNUU, el Banco mundial y otros estamentos económicos. Una prueba de esto es la presión por adoptar la ideología de género, las uniones homosexuales, el matrimonio gay, el aborto y pronto la eutanasia. La frase que se atribuye a la Directora del Fondo Monetario Internacional en 2020, “los ancianos viven demasiado y son un riesgo para la economía mundial”, se puede tomar como una insinuación a una solución final.
2. ¿Qué papel juega la fe religiosa en este contexto?.
Hoy día existe un aumento de la indiferencia religiosa. Distingamos la doctrina, el culto y la moral. En la mayoría de las personas el conocimiento de la doctrina se reduce a un nivel de preparación para la primera comunión. Por supuesto que eso no basta para hacer frente a las situaciones conflictivas de la vida. La conciencia del pecado es prácticamente desconocida. Vemos a veces en una misa que todos comulgan y nadie se confiesa. El culto se va perdiendo rápidamente al no tener estímulos de los coetáneos. Y en la era postmoderna, la moral está relegada a la conciencia particular de cada uno. Los dogmas y las reglas morales se perciben como fuera de la realidad en la que vive el hombre postmoderno. Se podrá tal vez aceptar las manifestaciones religiosas como las peregrinaciones, las fiestas patronales, el arte religioso, pero otra cosas es conocer y vivir el mensaje cristiano y cumplir las reglas morales.
La familia, como formadora de personas, es un estorbo para la difusión de una cultura renovada, globalizada, sin valores y sin normas. La familia cristiana es la primera comunidad llamada a anunciar el Evangelio a la persona humana en desarrollo y a conducirla a la plena madurez humana (Juan Pablo II).
Un camino interesante que se ha encontrado eficaz, en la transmisión del testimonio y la fe, son los movimientos de Iglesia, donde los hijos pueden vivir el testimonio de otros y compartir así los valores y creencias de ese grupo. En solitario, frente al descreimiento general, es muy difícil educar en la fe. Los hijos necesitan confrontarse con otros niños que vivan la misma confesión religiosa y así se vean reforzados y no extraños.
El fortalecimiento de la familia donde se pueda enseñar el amor, la acogida, la generosidad, la protección del débil, la gratuidad, sería uno de los factores para mejorar la vivencia religiosa.
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